Las mejores novelas de Murakami

«No quiero que entiendan mis metáforas ni el simbolismo de la obra, quiero que se sientan como en los buenos conciertos de jazz, cuando los pies no pueden parar de moverse bajo las butacas marcando el ritmo»

Estamos a unas horas de conocer el nombre del Premio Nobel de Literatura 2013. Haruki Murakami es favorito otro año más y ya van diez. Sin embargo, como bien dice mi amigo Fernando Ruiz (el grandísimo Fernando Ruiz), «este año es el año de Japón». Y yo también siento ese pálpito. Creo que ha llegado el momento en que le den el Nobel a Haruki. Murakami merece el Nobel. Lo ronda desde hace tiempo, pero yo creo que ha llegado su momento (quizá cuando publique esto, las palabras tengan validez unas pocas horas porque el premio se lo habrán dado a vete tú a saber quién* y yo me haya quedado una vez más desilusionada, enfadada y con cara de tonta).

Yo personalmente sólo espero oír dos nombres vinculados al Nobel. El de Milán Kundera, mi escritor favorito, aquel al que nadie conseguirá mover del podio jamás de los jamases después de haber escrito un libro como La insoportable levedad del ser, y el de Haruki Murakami, alguien de quien hace seis años no había oído ni hablar y que libro a libro ha trepado en mi ránking hasta colocarse a la altura de Kundera.

O uno o el otro. Pero yo creo que este año, al fin, el premio Nobel me va emocionar. Y como sé que a Kundera no se lo van a dar, estoy con Fernando… este 2013 huele a Japón…

Le elijan o no, aquí os dejo los que, para mí, son las mejores novelas de Murakami. Esas que deberíais leer sí o sí si queréis descubrir su obra. Y, aviso, es un autor al que amas o aborreces, pero como seas del primer grupo te envidio, podrás descubrirle y leerle, emocionarte con cada una de sus historias (por cierto, el 15 de octubre publican Los años de peregrinación del chico sin color, su última novela que ¿llevará en su portada eso de ganador del premio Nobel?). Sus novelas siempre hablan de amor, de sexo, de seres solitarios, de mujeres extrambóticas y sugerentes, de dobles realidades y espejos, de los sueños que no se cumplieron y los presentes grises, de gatos y raíces, de ti y de mí, de lo que ya no volverá, de jazz y maratones, de escribir y de correr. De momento, aquí os dejo mi selección, los mejores libros de Murakami, aquellos que yo no dejaría de leer. Ojalá os guste y os descubra a este genial escritor japonés.

1. Tokio Blues (Norwegian Wood)

Tokio Blues es, quizá, la obra maestra de Haruki. Su novela más reconocida y aclamada. Esa que casi todo el mundo te recomienda leer si no has leído a Murakami. Y yo estoy de acuerdo. Yo, de hecho, comencé con Tokio Blues. Durante meses, su título me atraía desde todos los escaparates de las librerías y VIPs. Tokio Blues. Qué título tan bonito. Cuántas cosas sugiere en dos palabras. Tokio, Blues y un mundo de matices. Un día, sin embargo, me pareció que una amiga decía que esa novela era sólo título, que no merecía la pena, y comencé a obviarla. Las palabras Tokio y Blues dejaron de hechizarme. En mi cumpleaños, un amigo y mentor literario me lo regaló. Nunca podré agradecerle lo suficiente el obsequio que me hizo. Me abrió la puerta al mundo de Murakami y yo me lancé sin pensarlo. Recuerdo que ya la primera página me impactó y sorprendió. Esa literatura de sensaciones y olores, suave y reflexiva, envolvente e hipnótica me abofeteó. Llevaba una sola página y ya sentía esa historia bajo la piel. Su lectura marcó un antes y un después para mí. Me sentí identificada con Toru Watanabe, un estudiante en su primer año de Universidad entre dos mujeres, Naoko y Midoro, y marcado por el suicidio de su mejor amigo, Kuzuki. La novela embelesa, duele y noquea. Es un libro que quema. Una novela que ya es un Clásico y el mejor primer paso para introducirse en el universo de Murakami porque es muy realista sin ficciones desdobladas ni el aire a David Lynch que tienen otras. Y, por cierto, después de leerla le pregunté a mi amiga: «¿Cómo no pudo gustarte Tokio Blues?». Me miró como si tuviera cuatro narices, los pies en las orejas y la boca en la frente. Le conté que recordaba que había dicho que era un libro lento y aburrido. «¿Qué dices? Al contrario, dije que era uno de los libros más maravillosos que había leído nunca, que había quien decía que era lento y aburrido, sólo título, pero que, para mí, era todo lo contrario, que me había encantado»… Inmediatamente después de esto, por cierto, pedí cita con el otorrino.

2. After Dark

Fue la segunda novela de Murakami que leí y, si Tokio Blues me empujó irremediablemente al universo Murakami, ésta provocó que ya nunca más quisiera salir de él. Bienvenidos al guión de una extraña película en la que tú eres el director. De hecho, es uno de mis imprescindibles. Os lo conté ya aquí.

3. Kafka en la orilla

El mal estaba hecho. Ya era una murakaniana más sin antídoto ni remedio. Pero, eso sí, sólo había leído dos novelas del japonés, ¿y si lo demás no me gustaba? Comencé a hablar con la gente de Murakami. ¿Qué has leído? ¿Cuál es tu libro favorito? ¿Cuál me recomiendas? Durante dos meses sólo leí Murakami. Recuerdo que cogí la Wikipedia y me apunté todos los títulos que se habían publicado en España. Fui a La casa del libro (de aquellas aún no conocía La Central ni al librero de los Ojos Verdes) y me compré los tres primeros Sputnik mi amor, Kafka en la orilla y Al sur de la frontera, al oeste del sol. Kafka fue el primero de esta tanda de tres que me leí y su doble historia me abrumó casi tanto como Tokio Blues. Me instaló una ternura inmensa en el pecho hacia los dos personajes, ese chico de quince años que huye de casa y un padre que pega (Tamura) y ese hombre con secuelas de un accidente en el bosque relacionado con la II Guerra Mundial que le marcaría de por vida y le dejaría una extraña sensibilidad para comunicarse con los gatos (Nakata). Mientras escribo esto se me pone la piel de gallina. Recuerdo poco más. Sólo que mientras hacía la foto que ilustra esta entrada he alargado la mano y he sacado el libro de su sitio en la estantería para volver a leerlo.

4. Sauce ciego, mujer dormida

Este libro es un compendio de veinticuatro cuentos. Algunos verdaderas obras de arte. Así como Después del terremoto no me gustó demasiado, éste sí. Una lectura muy, muy recomendable. Comienzas a leer y Haruki ya te avisa de lo que vas a encontrarte: «Por decirlo de la forma más sencilla posible, para mí escribir novelas es un reto; escribir cuentos, un placer. Si escribir novelas es como plantar un bosque, entonces escribir cuentos se parece más a plantar un jardín». Yo disfruté mucho de su lectura. Y, aunque no recuerdo el título, sé que uno de los cuentos es uno de los mejores que he leído en la vida, que cuando lo terminé exclamé ese «hijo de puta» lleno de admiración que Murakami ya me ha sacado de dentro en más de una ocasión (como al terminar La caza del carnero salvaje).

5. De qué hablo cuando hablo de correr

En principio, ni la temática me interesaba demasiado ni la novela en sí. «¿Murakami hablando de correr? Paso. No me pone nada», solía contestar a todos los fanáticos que hablaban embelesados de este libro. Reconozco que yo soy una mujer de novelas. Rara vez me gusta algo que se salga de ese margen. Quiero que me cuenten historias, volar, imaginar, soñar, llorar y emocionarme bajo la piel de otro. Pero, en este caso, una vez más, me equivoqué. No. Me equivoqué muchísimo. De qué hablo cuando hablo de correr es una de las mejores novelas de Murakami y este un libro que recomendarle a alguien que, o corre, o quiere empezar a correr, o simplemente lea. Cómo me gustó. Muchísimo. Lo devoré en dos ratos. Por un lado me encantó descubrir a ese Murakami persona que se esconde detrás de sus personajes solitarios y nostálgicos, como salidos de la película 2046 (película que, por cierto, cuando la vi, me recordó irremediablemente al universo Murakami), y por otro, consigue transmitir con tal pureza y vehemencia sus sensaciones cuando corre que, al terminar el libro, sólo tienes ganas de una cosa: calzarte unas zapatillas y echar a correr. Imprescindible.

6. El fin del mundo y un despiadado país de las maravillas

Otra gran novela. Un relato de ciencia ficción que se divide en dos y la parte que transcurre en la «ciudad amurallada», es decir, en el país del fin del mundo, te deja sin palabras.

7. 1Q84

Esta es una historia compuesta por tres libros y dividido en dos novelas. Una aglutina el libro 1 y 2. La otra, el 3. El primer libro es desgarrador. Para mí otra de las grandes obras de Murakami. Una historia que aún hoy, dos años después de terminarla, no me ha dejado del todo. Aún veo a Aomame subiendo las escaleras esas de la entrada de la autopista mientras se le enganchan las medias. Veo a Tengo, obsesionado con los pechos de su madre, enfrentándose a un extraño encargo. Les veo a los dos marcados por una infancia difícil, enredados en este mundo de dos lunas y una crisálida. Aunque eso sí, todo lo que 1Q84 me entusiasmó con los libros 1 y 2 me decepcionó con el 3. La gran historia que propone se desinfla. De hecho, no recuerdo su final. Se quedó en el aire. Para mí la novela terminó al final del segundo libro. Murakami no cumplió mis expectativas en el tercero, como si hubiera tenido prisa por terminar la historia y no la hubiera rematado. Es un final simple que te deja rara y fría. Pero los libros 1 y 2 sí merecen la pena, y mucho.

8. Baila, Baila, Baila

El hermano mayor de La caza del carnero salvaje me removió y me dejó un peso en la boca del estómago que aún no se ha ido. Cada vez que veo la palabra Delfín, sonrío como una boba. Y todo gracias a esta novela, una de las razones por las que comencé a escribir este blog. Para volcar las sensaciones que me produjo su lectura. El resultado, aquí.

9. La caza del carnero salvaje

La caza del carnero salvaje. La caza del carnero salvaje. He repetido ya varias veces este título en esta entrada. La caza del carnero salvaje... Como un soniquete. Como el estribillo de esa canción que no te suelta. Eso es esta novela. Y eso que me costó leerla. Se me atragantó dos veces. Siempre pensé que sería mi cuenta pendiente con Murakami. Esa novela que no fui capaz de leer. Mi rana. Mi sino. Mi debe. Pero la lectura de Baila, Baila, Baila lo cambió todo. El último hablaba del Hotel Delphin, del fastuoso y novísimo Hotel Delphin, pero te dejaba con las ganas de conocer el viejo Hotel Delfín, ese lugar triste, vacío y decadente, eje del extranísimo y bello La caza del carnero salvaje. La trama comienza lenta, podría decir que hasta densa, pero cuando la acción se precipita te lleva en volandas y se te instala en el alma. Como el agua del rocío es capaz de calar hasta el mismo corazón de una piedra, esa es la sensación que a mí me dejó esta lectura, otra de las mejores novelas que he leído en la vida. Eso y un «hijo de puta» enorme… Os lo conté aquí.

* Esta mañana cuando caminaba por la calle el pálpito murakaniano que tan intenso sentía ayer por la noche se desvanecía. Antes de acostarme, leí un artículo de ABC en el que se desgranaban los argumentos a favor de unos y otros autores. Me sorprendió lo que decían de Alice Munro. Apuntaban hacia ella, sin duda. Por encima de Haruki. Esta mañana, mientras caminaba, yo pensaba lo mismo. «Se lo van a dar a ella». Y, en efecto, así ha sido. Tengo ganas de leerla. Eso sí, espero que en 2014 Murakami no sea favorito para que se lo den de una vez por todas…